Hay varias causas que pueden provocar el deterioro de una pieza dental hasta que pierda parte de su estructura. Desde lesiones hasta el desgaste fruto de afecciones como el bruxismo, pasando por las caries, la pieza dental puede sufrir muchos daños. Estos dientes están dañados, pero no hasta el punto de necesitar una corona dental. En estos casos, se opta por restaurar la pieza para devolverle su funcionalidad y estética. 

Para eso se realiza una incrustación dental, que es una restauración parcial en bloque que se realiza a medida con un molde o escaneado del diente dañado. Es más fuerte que un empaste y menos que una corona, pero proporciona un resultado más estético. Además, provoca menos desgaste y riesgo de fractura que una corona.

Las incrustaciones suelen realizarse en molares y premolares, que suelen estar más reducidos por las causas ya mencionadas. Este tratamiento dental se recomienda sobre todo cuando se sufre una caries o fractura grande o para restaurar dientes con endodoncia. Así, por ejemplo, sería el procedimiento recomendado para la reconstrucción de una muela rota. Por el contrario, debe evitarse realizar una incrustación si el diente ya ha sufrido restauraciones previas o si sirve de retenedor de una prótesis fija. 

¿Qué tipos de incrustaciones dentales hay?

En función del tipo de daño que tenga la pieza dental, se realizará un tipo u otro de incrustación. Se categorizan en función del área dentaria que cubren. 

• La incrustación inlay solo restaura el relieve de la corona del diente, sin cubrir ninguna cúspide dental. 
• La incrustación onlay, por su parte, ocupa por lo menos una de las cúspides del diente. 
• La incrustación overlay cubre todas las cúspides de las piezas. 

Imagen de Wikimedia Commons | Autor: István Sebestyén-Teleki

Tipos de materiales para una incrustación

También se pueden clasificar en función del material utilizado. Es importante conocer las propiedades de cada uno de los materiales para incrustaciones dentales para encontrar el ideal para cada caso. Hay que tener en cuenta los aspectos estéticos, pero también saber cuánto duran. 

• Porcelana: actualmente suelen hacerse con cerámica, tanto por su aspecto natural como por su durabilidad. Las incrustaciones dentales de porcelana suelen evitar también la necesidad de colocar una corona más adelante. 
• Composite: esta resina compuesta produce menos desgaste en los dientes opuestos que la porcelana, y es de un precio más reducido. Su principal desventaja es su duración, ya que se desgastan tras 10 años, mientras que las de cerámica duran hasta 30. 
• Amalgama: este material metálico es muy visible y no resulta del gusto de todo el mundo, y además resulta un procedimiento más largo y costoso. Por eso, últimamente han caído en desuso. Sin embargo, son incrustaciones definitivas, con una durabilidad excepcional.

¿Cómo se realiza una incrustación dental?

Para las incrustaciones de cerámica, que son las más habituales, son necesarias dos sesiones con el profesional. En la primera cita se trata el problema que ha provocado la pérdida de superficie dental. A continuación se realiza una impresión mediante un molde, que servirá para crear la incrustación en el material apropiado que se ajuste a la perfección al diente. Por último, se prepara la pieza, eliminando las caries o daño que pueda presentar para tener una restauración temporal hasta la siguiente sesión. 

En la segunda cita, el profesional retira la restauración temporal para unir definitivamente la incrustación al diente mediante un adhesivo de resina. Se da un acabado suave a la incrustación, para que tenga un aspecto natural y pulido, y el tratamiento estará terminado. En el caso de que el material elegido sea el composite, solo será necesaria una visita. Sin embargo, si se realiza con amalgama, el tratamiento se prolongará una tercera sesión. 

Incrustación dental en Milladoiro

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